Entre esos sabores que siempre tenemos todos guardados desde niños, hay uno que yo guardo con especial cariño, unas galletas de nata que hacían unas monjitas en mi tierra (Palencia), y que yo que ademas me confieso una “natera” en toda regla pues me encanta la nata y todo lo que lleve este ingrediente disfrutaba cada vez que subía al norte a ver a mis abuelos. Formaban parte del protocolo de platos que siempre disfrutaba cuando iba a verles y que curiosamente guardo con tanto cariño que solo necesito probar algo parecido para que el “click” de la niñez vuelva a mi. 

Aquellas pastitas hechas con el cariño del convento, eran nata en estado puro, y es que como todo lo artesano, su valor aumentaba por los ingredientes que contenían. 

Bueno, pues como quien ya me conocéis sabéis que disfruto jugando con los ingredientes y viendo y catando el resultado, este bizcocho, es de los que en mi casa desaparecen en cuanto se enfría (a veces incluso antes de que pierda la temperatura del horno). Muy fácil de hacer y seguro para triunfar. Ahí va mi receta!

INGREDIENTES:

1 pizca de mantequilla para engrasar el molde

250 gr de azúcar

2 huevos

100 gr. de aceite de girasol

300 gr de nata para montar o cocinar (no influye en el resultado)

1 yogurt griego ó 1 vaso de leche entera

1 pizca de sal

250 gr de harina de repostería o de trigo 

1 sobre de levadura química 

REALIZACION:

1.- Precalentar el horno a 200 grados

2.- Untar un molde con mantequilla. 

3.-  Echar todos los ingredientes en el vaso y mezclar 30 segundos/velocidad 7-8

4.- Volcar la mezcla en el molde y hornear a 160 grados durante 35-40 minutos. Comprobar que esta hecho y sacar del molde.